viernes, 26 de noviembre de 2010

¡Que viva la música! Andrés Caicedo

La Mona lisa colombiana
"Mi hermano, fiel al mensaje de Peter Pan, uno de sus personajes favoritos, rehusó también a crecer y trató de encontrar a su manera propia la Tierra de Nunca Jamás". Rosario Caicedo.

"El Atravesado", "Angelitos empantanados o historias para jovencitos" y "¡Que viva la música! Son tres de los textos más importantes que escribió el siempre marxista y nadaísta Andrés Caicedo, un caleño que siempre pensó que vivir después de los 25 era una vergüenza, y fue uno de los pocos que aplicó lo que predicó.
Luis Andrés Caicedo Estela nació en Cali el 29 de septiembre de 1951, dándose a conocer como gran escritor a los 9 años, participando en diferentes concursos de su escuela, este Eterno Adolescente escribió más de 34 textos entre ellos 3 novelas, 23 cuentos y más de 5 guiones para cine y teatro.
¿Por qué Andrés cautivó con su literatura?
..."escribo porque la máquina es nueva y porque hay gente pendiente del teclear de cada letra, de mi intento de unir las letras para formar palabras, palabras que tejan un sentido, una verdad y que sean, además de bellas, ardientes en la aridez de mi pensamiento". Andrés Caicedo
Aunque la mayoría de sus escritos han sido publicados póstumamente gracias a la labor editorial de sus amigos y familiares, el rol que desempeñó Andrés en vida fue increíble, moldeo su conocimiento y su pensamiento sobre la realidad social que vivía en su ciudad natal, en su época y en su mundo actual.
Al liderar diferentes movimientos culturales en la ciudad vallecaucana como el grupo literario Los Dialogantes, el Cineclub de Cali y una de las revistas más importantes Ojo al Cine, hacía de Caicedo un gran comprometido con la escritura y la lectura, con la práctica de grandes pasiones y delirios como el cine, la obra de Caicedo se inspira completamente en la realidad social, hecho que marcó a Caicedo como alternativa literaria de Latinoamérica, por su permanente aporte literario y la influencia de escritores contemporáneos como Rafael Chaparro, Efraím Medina, Octavio Escobar Y Ricardo Abdahllah.
El primer enemigo de Macondo...
El periodista, escritor y cineasta chileno Alberto Fuguet, ha sido uno de los críticos analistas de la escritura de este colombiano, asegurando que contrario a la escuela literaria del realismo mágico como el nobel de literatura Gabriel García Márquez, Caicedo manejaba un realismo crudo y actual.
Para Andrés Caicedo, la escritura urbana fue su paso primordial para plasmar en papel lo que pensaba de su contexto, aprovechando esta urbanidad para marcar al lugar solitario de 100 años de soledad  como el gran Mc Ondo, siendo para unos una burla y para otros el buen análisis que hace Caicedo a la obra de García y acomodándola a su realidad y a esa realidad que todo marxista rechaza, el consumo social, dando un gran quejido a las acciones del gran Mc Donald con Macondo.
Pero de verdad esto hace a Caicedo un enemigo de Macondo, más bien lo que quería Andrés, era que sus lectores entendieran lo que pasaba o lo que incluso pasa hoy en día y es como el consumismo y el capitalismo están dañando tantos elementos que marcaron a Colombia y que lo hizo especial como la historia que gira en torno a Macondo, la historia de los Buendía, la historia de la soledad que rodeo Macondo y que hoy en la ciudad estaba pasando lo mismo, toda la sociedad se había convertido en zombi conectado a una pantalla que crea necesidades y hace comprar elementos del exterior haciendo tirar los propios elementos.
Pero por qué está titulado como La Mona lisa colombiana, en el transcurso del análisis se han explicado una serie de acontecimientos que hacen de Andrés Caicedo a la Mona lisa, en sus textos propone sus ideas, pensamientos, características, cualidades y defectos pero en los protagonistas de las historias, que en su mayoría resultan ser mujeres... No sé, hasta que punto Andrés Caicedo fuera homosexual y quisiera plasmar su sexualidad en los textos, pero teniendo en cuenta la categoría del personaje-idea, quien introduce una posición ideológica concreta y la legitima en el transcurso de su desarrollo literario, se podría afirmar que la visión de María del Carmen, protagonista de ¡Que viva la música! corresponde a la autoconciencia de Andrés Caicedo; entonces la fórmula generadora de sentido, es la escritura desde abajo.
Inclusive al final del texto, quien firma el manuscrito es María del Carmen, pero curiosamente antes del nombre aparecen dos iniciales A.C, que correspondería a Andrés Caicedo.

De verdad recomiendo este escritor...
Cautiva, entretienen y de pronto hace cambiar tu forma de ver la vida...
Auqnue no es realismo másgico, tampoco está en contra de él...
 

La virgen de los Sicarios (Conclusiones)


En conclusión el libro “la virgen de los sicarios” se encarga de dar un vistazo de la realidad de nuestro país, en cuanto narcotráfico y sicariato se refiere al contar una historia de amor entre dos homosexuales que se dedicaban al sicariato. Colombia se ve sometido a esta clase de realidad social porque jamás se ha preocupado por resolver las necesidades de los pueblos más marginados y olvidados del mismo.

Teniendo en cuenta que el conflicto ha existido siempre y que fue apenas desde el año 1964 que comenzó a tener fuerza, cuando ese año surgió el grupo insurgente FARC, el cual se formo como guerrilla para luchar por defender el pueblo pero cuando incurrieron en el narcotráfico para financiar su lucha también involucraron a la población más vulnerable.

Es una buena obra escrita con sentido social, tal vez con el fin, de dar a conocer a los colombianos la realidad, que muchos no conocemos por el simple hecho de llevar una vida tranquila y en paz.

Jorge Javier Jordàn Patiño

CONCLUSIONES NOVIA OSCURA

• La obra  es  un sintetismo de  ficción y realidad  y ese era  el objetivo que  la autora  quiso  imprimirle como estilo  a su novela.
• La novia oscura  es la  reflexión  de la investigación que  hizo  la autora con el fin  de  conocer  la  vida   de la  prostituta   más  famosa  de tora  actualmente la  ciudad  de Barrancabermeja  donde   resalta un punto geográfico importante  del país  el magdalena  medio las  historias  que se  desarrollaron  a  las  orillas del  rio  y la representación  dela  leyenda  de la puta y el petrolero.
• La novela   muestra  a profundidad   la  significación de un amor  fingido  que  buscan los petroleros cada vez  que  bajaban  hasta la catunga  en busca  de ellas, las prostitutas quienes  les llamaban los peludos  a los petroleros  y los esperaban para entregarles  momentos de  placeres y sus  cuerpos eso si   sin  romper la regla  de oficio  que es el no enamorarse.
• Al tener  un pasado de indígena por que sayonara lo era un presente  que se construyo en la  vida  de la prostitución y el deseo profundo de amar al payanés para  siempre y ser amada por este fueron motivos  suficientes para armar su vida paso a paso en la catunga.
• Se toma  como leyenda el final ya  que el encuentro tan esperado  de  sayonara  con el payanés a cual  lo esperaba para irse  siempre  con el finalmente  se da  a las  orillas  del rio y aunque todos los santos los toma como un delirio  al asegurar que ella  volvería ,es decir sayonara a la catunga  termino por irse con el amor  de su  vida  para amarse para toda la vida como tanto le rezaba al sagrado corazón de Jesús.
Carolina Espitia

La Virgen de los Sicarios (Resumen)

La historia comienza con Alexis, un chiquillo de 17 años pero que a pesar de su corta edad ya lleva varios muertos en su conciencia. Es un chico de barrio perdido y olvidado, sin familia, sin futuro y sin ley. Es un sobreviviente de uno de esos tantos grupos de sicarios, asesinos a sueldo que son contratados por los narcotraficantes para eliminar a sus enemigos, el conoce a Fernando, hombre que ya supera los 30 años de edad, comienzan a andar juntos y es así como el amor nace entre ellos a pesar de sus edades tan diferentes.

 Alexis se convierte en un ángel fatal y exterminador que deambula por las calles, complaciendo a Fernando y entendiendo su neurosis, tratando de limpiar a la ciudad de buena parte de sus moradores que molestan a su amor maduro. Elimina con su ‘tota’ o revolver a taxistas agresivos que ponen la radio a todo volumen, a punketeros ruidosos que no dejan dormir, a rateros sin importancia que solo hacen escándalo y toda clase de seres que solo de dedican a molestar a su amigo el gramático.

Alexis lleva 3 escapularios como todos los sicarios, uno en el cuello, otro en el antebrazo y otro en el tobillo, que son para que les den el negocio, para no fallar la puntería y para que les paguen. En eso se centra toda su vida. Las reflexiones de Fernando sobre Medellín, su gente, sus costumbres, sus gobernantes y su religión, todas esas cosas lo exasperan y solo se consuela con su amigo al que adora y lo llama ‘su niño’. ¡Dios es la gran gonorrea! grita el escritor cuando su neurosis llega a los extremos y comienza a justificar la manía de Alexis por matar a todos los seres que no merecen vivir.

Se acostumbra a los viajes de los martes al pueblo de Sabaneta, donde los jóvenes sicarios van a pedir protección a la virgen. Esos marginados que forman parte de la sociedad que llena a la morgue de cadáveres, a la ciudad de sangre y a las iglesias de asesinos. Alexis termina como todos los jóvenes sicarios: Asesinado y tratado como un cadáver más. El que a hierro mata, a hierro muere.

Fernando cae en depresión varios días y solo por inercia una mañana se baña y sale a buscar alimentos. Se encuentra con otro chiquillo, Wilmar, que también resulta ser sicario y el amor vuelve a nacer. Se resigna a que todos los chicos guapos sean ángeles exterminadores y sin futuro. Se siente con ánimos de vivir nuevamente hasta que descubre por casualidad que Wilmar, no es otro que el asesino de su amado Alexis.

 La duda, la rabia y el deseo de venganza hacen que trate de matarlo mientras duerme pero al fin se da cuenta que el es nadie para hacer justicia por su propia mano. No tiene esa calidad moral para juzgar a un chiquillo producto de una sociedad enferma. Entiende que se encuentra en una tierra sin ley y la única salida es perdonar a Wilmar y rehacer su vida con él en otro país, huir de esa ciudad violenta y vivir su amor sin sobresaltos en otro lado.

 Preparan sus maletas y Wilmar se va a despedir de su familia y a dejarles unos regalos pero, nunca regresa. Fernando reciba la noticia que Wilmar está en la morgue, víctima de un ajuste de cuentas y que debe de ir a reconocer el cadáver. Fernando acepta con resignación que en ese país el amor y los jóvenes no tienen futuro, que debe acostumbrarse a vivir en una sociedad violenta que se dedica al narcotráfico y que hasta celebran con juegos pirotécnicos cuando logran pasar un cargamento de droga a los Estados Unidos.

Asume la actitud de todos esos habitantes comunes de Medellín, que van y vienen sin saber porqué y en un acto involuntario aborda un autobús sin importarle donde vaya. Le da lo mismo. Termina la novela diciendo. 'Y que te vaya bien, que te pise un carro o que te estripe un tren’.

Jorge Javier Jordàn Patiño.

El signo del pez !!

ELSIGNO DEL PEZ (Germán Espinosa)

Autor y generalidades
Germán Espinosa nació en Cartagena de Indias en 1938 y murió en Bogotá en el 2007, fue novelista, cuentista, poeta y ensayista. Ganó un gran reconocimiento por los aportes que hizo a la consolidación de la modernidad literaria, además de las distintas facetas de sus obras. La novela más controvertida y conocida por los lectores de Espinosa es la “Tejedora de Coronas”, aunque varias de sus obras han sido traducidas a distintos idiomas.
Con su estilo particular de escribir y las distintas maneras de incursionar en la literatura como ensayos, crónicas, pasando por lo narrativo, y lo dramaturgo, Espinosa logró posicionarse en la escritura a pesar de estar dentro de la época de furor de los inicios del futuro Nobel, Gabriel García Márquez, él impuso su estilo y se aparto, literariamente, del tipo de escritura de ese momento.
Espinosa se caracteriza por relacionar las tradiciones literarias y la cultura occidental, esto se ve reflejado desde sus primeras obras, además de su estilo anacrónico para narrar, recurriendo a convenciones de la literatura romántica.
La religión y la religiosidad son temas en los cuales Espinosa profundiza en sus obras, tal como Silva Manuel indica en su tesis doctoral (2008) “cómo ha sido vivida la dimensión religiosa, cómo se configuró el cristianismo y cuál fue el papel de la iglesia católica durante la colonia en Hispanoamérica”            , con una figura de realismo mágico logra ilustrar de una manera interesante su postura frente al tema religioso.
Dentro de las obras de Espinosa se ven reflejados distintos géneros, además del fantástico y del histórico. La intertextualidad es un factor fundamental en sus obras, por ejemplo en “El signo del pez” donde implícitamente se incluyen mitos culturales y se refutan ideas provenientes de otros textos, asimismo generan controversia frente a algunas posiciones históricas establecidas, como es el caso del cristianismo.

El signo del pez
Esta novela fue publicada en 1987, siendo la tercera novela histórica de Germán Espinosa. Fue traducida al francés y al coreano. Es una novela histórica que involucra una mirada diferente del cristianismo, como una hibridación entre la tradición judía y las corrientes filosóficas y esotéricas.
Es una historia que se centra en la iglesia católica como institución social y cultural alrededor de la vida de Saulo, quien contribuye a la configuración del cristianismo a pesar de soportar todo tipo de persecuciones. Saulo es una representación literaria de Jesús, mencionado en la biblia, donde la mayoría de los datos históricos presentados en la obra se refieren a los datos que se muestran en la biblia. Se ve reflejada la intertextualidad de modo que toma ideas y sucesos de otros libros para construir la historia, del mismo modo en este aspecto se evidencia la característica de novela histórica, entendiéndolo como la utilización de hechos verídicos en personajes inventados o reales.
Es interesante ver la estructura que maneja esta obra que abre con la situación en que cierra, es decir que es anacrónica y no sigue un orden de tiempo de principio a fin. Esto exige un poco más de dedicación y concentración por parte del lector para no perder el hilo conductor de la historia y poder llevar una relativa cronología mental. Además de que el personaje principal maneja una especie de doble personalidad como Saulo y como Paulo de Tarso.
El lector de esta obra debe tener un mínimo de conocimientos sobre la fe cristiana y los mitos bíblicos, para que de esta manera pueda generar una conexión coherente con las dos historias, sin embargo se maneja un lenguaje culturalmente estándar y fácilmente entendible, lo que hace interesante la lectura.
El tiempo y el espacio son determinados por los viajes y las travesías que llevan al lector a recorrer junto con los personajes distintas culturas y lugares de Roma y Jerusalén, entre otros. Igualmente tienen el objetivo de ser un estilo de evangelizador que propaga y difunde la fe cristiana fundamentada en la cultura judía.
La figura de la mujer durante toda la novela es sumamente importante y trascendental en los hechos que ocurren, porque marcan la pauta y de alguna manera llevan el camino a seguir o por lo menos lo acompañan. Aspálata es el segundo personaje más importante, principalmente por la relación que tiene con Saulo y por ser una mujer ilustrada e inteligente.
El nombre del libro se impone porque el signo del pez era un símbolo cristiano utilizado en sus albores y las letras que estaban dentro representan en realidad un acróstico que traduce Jesús Cristo Dios Hijo Salvador. Por consiguiente este nombre ilustra perfectamente el tema central a tratar, el cristianismo, alrededor de una serie de persecuciones injustificadas.






Germán Espinosa toma personajes mitad ficticios y mitad reales y por medio de ellos ilustra la realidad histórica de la religión cristiana, agregando varios factores que cambian y le dan un vuelco y un toque realmente interesante a la historia que tradicional y culturalmente se conoce, así se ve plasmado el realismo mágico que está presente durante toda la novela perteneciente al género de novela histórica.

Viviana Machado

domingo, 14 de noviembre de 2010

Un acercamiento a la obra de Fernando Soto Aparicio, "la rebelión de las ratas".

La rebelión de las ratas, novela escrita por el colombiano Fernando Soto Aparicio, de carácter social, fue publicada en el año de 1962, año en el cual fue electo para la presidencia del país el conservador Guillermo León Valencia; la obra refleja el contexto social de la década de los sesenta, el cambio económico de explotación y exportaciones, la crisis de campesinos desplazados quienes ante situaciones adversas debieron ocuparse de cuanto pudieran. Refleja el paso del contexto agrario al industrial que se vivió en aquellos años en Colombia, desde donde empezó a consolidarse la industria moderna del país. Enmarca también un poco las disputas bipartidistas entre conservadores y liberales. La obra narra de manera concreta la suerte de algunos pueblos de la región de Boyacá:
“Me intrigó el cambio que podría haberse producido en los campesinos del norte de Boyacá, que de minifundistas habían pasado a obreros de una gran empresa. Esto determina un cambio de perspectivas, de costumbres y altera la idiosincrasia de una región. Investigué, trabajé  en las minas para conocer de cerca los problemas (…) La novela es fruto de una observación directa y retrata el cambio en la psicología y el aspecto sociológico de la región” 
 Escrita en narrador omnisciente y primera persona, la obra de Soto Aparicio refleja varios aspectos de la vida de hombres y mujeres colombianos y latinoamericanos, la lucha constate de todas aquellas “ratas” que aún hoy fluctúan entre la realidad insatisfactoria y el ideal inalcanzable.
La realidad social, las injusticias y los conflictos de Colombia hacen parte del itinerario literario de Fernando Soto Aparicio, la inconformidad y el afán de expresar eso que con tanto cuidado observa están reflejados en la obra. Con una escritura impecable y acogedora expresa sin rodeos, con todo realismo, el enmarañado caos social: la dominación, la desigualdad, la violencia, el trabajo deshumanizado, la moralidad y las acciones extremas a las cuales deben acudir miles de hombres por necesidad; refleja sin más, lo absurdo y lo paradójico que resultan los ideales de “progreso”, el afán de civilización, de oscilar entre ideales vendidos y enajenados; no obstante, también refleja ilusiones de cambio, de rebelión de los oprimidos contra los opresores.
“No es el caso aislado de un campesino el que nos presenta; no se trata siquiera –al menos solamente- de un problema de clase: es una nación la que se levanta, la que se define ante, y aún contra, unas determinadas circunstancias históricas. Un hecho universal se denuncia: el hecho de la rebelión, del heroísmo anónimo y el sacrificio” –M. García Viño- 

La rebelión de las ratas narra la historia del surgimiento del pueblo del Valle: Timbalí, el principal centro minero del país; con un sinsabor y aflicción de volver a lo natural, a lugares tranquilos y lejos de la ruidosa y funesta contaminación y expropiación de la naturaleza, la historia relata el paso abrupto del lugar urbano, tranquilo, acogedor y armónico, al rural, al industrializado, a ese lugar donde no sólo los caminos cambiaron, los rostros, las sonrisas, la actitud y el afán por la codicia o la necesidad. Al descubrir la gran riqueza del pueblo, las minas de carbón, empieza a llegar gente de todas partes, allí en aquel lugar, promesa de la esperanza de la patria, “con el sacrificio de pocos se asegura la tranquilidad de muchos”, una estabilidad económica, un futuro prospero y venidero; con estos y más argumentos los campesinos debieron ceder ante las promesas o amenazas de aquellos hombres que llegaron un día sin más a sus tierras; el miedo, la ambición y la codicia infundo entonces la lucha por el más fuerte.
El valle muy pronto estaba invadido de miles de familias; ingleses, franceses y alemanes poblaban ahora las tierras y paradójicamente mandaban sobre los “dueños” de aquellas parcelas; los verdes campos y los bellos árboles empezaron a violentarse. Luego de la conquista forzada de la tierra, Timbalí se vio invadida de máquinas, de aparatos y carros que con sus abrumadores ruidos y con su humo negro y espeso contaminaban el ambiente, aquel maravilloso lugar donde antes todo estaba colmado de armonía, ahora estaba convertido en un caos, en un pueblo dividido entre ricos y pobres, entre las grandes urbanizaciones y los pobres ranchos.
A aquel lugar, entre las tantas familias que llegaron por razones diversas a habitar el pueblo, llegó la de un hombre flaco, alto, resignado y abatido por los acontecimientos de su vida: Rudecindo Cristancho, el protagonista de la obra, un hombre a quien la vida no lo había tratado nada bien, nunca conoció a sus padres, fue víctima del trabajo forzado, era un hombre “resignado hasta el cansancio”; arribó a Timbalí con su esposa Pastora quien estaba embarazada y, sus dos hijos de 14 y 12 años: Mariena y Pacho, iban en busca de algo mejor, de una estabilidad que los sacara de esos días duros en los que apenas, por mucho, tenían para el pan.  A los demás hombres y mujeres que acaparaban en aquel pueblo los invadía también la ilusión y la esperanza de un mejor futuro, la ilusión de progreso, una ansiedad incontrolable de cambio, de llegar allá a la estabilidad, a la felicidad… “Todos corriendo tras la felicidad. Y ésta siempre esquiva, inasible, porque detrás de cada sueño realizado hay otro por realizar”.

Al llegar a Timbalí, Rudecindo Cristancho y su familia no encontraron ningún refugio, cada puerta que tocaban tenía una nueva excusa, al llegar ya al final del pueblo, en el lado más pobre de éste hallaron asombrosamente un lugar en paupérrimas condiciones, de hecho, no hacía ya casi parte del pueblo, era simplemente el basurero donde aquellos “civilizados” arrojaban los desechos; allí, en aquel basto lugar, hallaron un par de casuchas, de latas y diferentes materiales; de una de ellas salió una mujer joven y su pequeño hijo: Cándida y Neco, ella, quien se prostituía para tener qué darle a su hijo, ofreció la otra casa a aquella familia, en definitiva no era lo que esperaban, pero allí por lo menos tendrían un lugar para su estadía.

Rudecindo que era un hombre inseguro, desdichado y temeroso, salió en busca de un trabajo, allí al otro lado del pueblo donde estaban esos grandes edificios, esas grandes máquinas que tanto escalofrío le producían, en realidad lo invadía un miedo incomprensible, unos pensamientos absortos, no quería seguir, si fuera por él se dejaría hasta morir, pero pensaba en sus hijos y en su esposa, eso lo llenaba de fuerzas, debía luchar por ellos, por un mejor futuro para ellos. Al llegar a la Compañía Carbonera del Oriente hallo muchos más hombres igual que él, campesinos que iban en busca de trabajo, ese día no logró hacer nada, tendría que regresar la otra semana en la mañana para tal vez poder hablar con alguien que le pudiera colaborar dándole un trabajo, en lo que fuera, él estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de no ver más tragar saliva a su familia.
Pensaba una y otra vez lo desgraciado que era, lo injusta que era la vida: mientras allá en la otra parte del pueblo los grandes señores eran dueños de esas casas grandes y brillantes, él no tenía nada, estaba en un basurero, no podía ofrecer más a su familia que tanto amaba; miraba los edificios con rabia, sin embargo pensaba que en definitiva ellos eran superiores, entre otras cosas hablaban inglés; la vida era absurda pero debía seguir. Al ir a la iglesia observaba las acciones de la gente, las reacciones que tenían frente a la situación política y el nuevo ambiente del pueblo; allá “en el recinto de Dios” el sacerdote pregonaba que la pobreza había que asumirla, era una virtud ante los ojos de Dios, la resignación era entonces necesaria, soportarla los haría tener un lugar especial después de su muerte.
En este punto de la obra y en algunos siguientes, Soto Aparicio refleja dos cuestiones importantes que se han consignado, tal vez por cultura, en el inconsciente colectivo de los colombianos. Después de la independencia y esos procesos de “liberación” que vivimos hace doscientos años, Colombia tiene aún mentalidad colonialista; la noción de pensar que los americanos estadounidenses y los europeos son los grandes civilizados, los dueños y señores de la tierra, he ahí la razón por la cual el protagonista de la obra y otros tantos personajes del pueblo tienen la concepción de que ellos son las grandes bestias, los otros los ilustrados a quien deben obedecer y alabar; dicha concepción está aún hoy muy permeada en nuestra sociedad, en el ámbito cultural, económico e incluso académico, aún sigue el anhelo ferviente de ser como ellos, de tener el referente cultural homogenizado y resguardar la unicidad.
El otro punto importante que se permea en la obra es  la resignación y las esperanzas de la gente con respecto a sus creencias religiosas, por un lado, se refleja aquella gente quienes únicamente acuden a estos sitios a hacer acto de presencia sin más, pero, en realidad sus mentes y corazones están en otros lugares, el mero acto de presencia representa para ellos tal vez la costumbre de ir cada día determinado y esperan con ello salvación; y, por otro lado, refleja cómo la gente al creer en una doctrina se resigna de una u otra manera a su vida, llegan a ser conformistas ante semejantes violaciones, de hecho, sienten la necesidad de que cada vez que acuden a la iglesia les den consuelos para sus desdichadas vidas. Su condición de pobres termina acercándolos más a dichas creencias, necesitan algo más que justifique su vida, algo que les dé un poco de fuerza.

Continuando, grosso modo, con la narración; después de un fin de semana con más sorpresas, donde Cándida la vecina les ofrece comida y donde Rudecindo se da cuenta que ella vende su cuerpo al Diablo, un hombre del pueblo, para comprar los alimentos, finalmente llega la nueva semana… regresa a la compañía y allí le dan un trabajo en la mina “La Pintada”, le pagarán cuatro pesos con cincuenta centavos, no será mucho pero por lo menos su familia no aguantará más hambre; él que era analfabeta no pudo si quiera firmar; desde ahora en la compañía él sería: 22048, un número más entre tantos que habían ya, ya no era Rudecindo Cristancho, era un número, y como todos los números… era invisible. Pensaba en qué tan duro sería su trabajo, si estaría cómodo allí, pero si lo estaba o no, igual no importaba, debía trabajar sin pretexto alguno, allí en la Compañía Carbonera de Oriente estaba el porvenir, para alcanzar ideales –pensaba- hay que sacrificarse; el hombre es un ser de costumbres, estaba dispuesto, pese al miedo, a cualquier cosa; a luchar con esos otros hombres quienes posiblemente estaban en situaciones parecidas.
Estando ya en “La Pintada” Rudecindo conoce a sus compañeros de trabajo: Grimaldos, Espinel y al Capataz quien los trata bastante mal; allí se da cuenta que su trabajo consistirá en reconstruir el camino de la mina en la cual hace mes y medio hubo un derrumbe donde murieron cuatro trabajadores, ante ello no deja de asombrase, piensa en esos hombres que al igual que él debieron exponerse para llevar algo a sus familias, debieron arriesgar su vida para sacar carbón y ser transportado; Rudecindo se sentía como rata, un animal que debía escavar en las madrigueras y que a casi todos fastidiaba.  El trabajo en realidad era duro, se agotaba, se cansaba mucho y el capataz no hacía sino fastidiarlos.
El Diablo que era el amante de Cándida en un ataque decidió quemarle la casa, posiblemente porque ella no quiso hacer caso a sus caprichos, la incendió sin importar que allí dentro estuviera ella y Neco, su hijo; a partir de ese momento ella viviría con la familia Cristancho, allí en aquella casucha. Rudecindo decepcionado de su trabajo pensaba en lo injustos que eran sus patrones, esas voces gritonas por cada lado que no les dejaba ni parar un segundo para tomar aire, les pedían mucho más de lo que podían, era en realidad una esclavitud, trabajaban nueve horas diarias y ¿qué recibían?... unas cuantas limosnas, mientras los místeres sin hacer nada, ganaban en medio día lo que ellos ganaban en un mes, definitivamente no era justo; Rudecindo pensaba en las palabras que un día al salir al pueblo escuchó, eran unas palabras que apelaban a una revelación contra las injusticias de esos señores que ahora se habían apropiado de todo; él y sus compañeros después de haber presenciado escenas insoportables en la mina, pensaban y platicaban acerca de su incomprensible situación. El trabajo en la mina era sencillamente mísero, no había la mínima seguridad laboral, los extranjeros a cambio de gritos y malos tratos los mandaban a sacar la mayor cantidad de carbón a menor costo. La degradación y la deshonra eran el ambiente de aquel absurdo lugar.

Mientras Rudecindo trabajaba fuertemente en “La pintada”, su familia estaba en casa; Mariena unos días atrás fue seducida por Don Joseto, el señor de la tienda, ella que se sentía avergonzada de su cuerpo, de sentirse ya mujer, era víctima de las miradas obscenas y las caricias forzadas de ese señor al cual debía acudir para pedir comida fiada; su hermano Pacho al enterase de esos acontecimientos y al ver a Neco llorar de hambre fue a la iglesia y robó una alcancía de limosnas, su padre al enterarse se sintió burlado, ¡era el dinero de la iglesia! Pacho argumentaba que el sacerdote no se estaba muriéndose de hambre, ellos sí….  Mientras él hablaba de la pobreza como un don, de algo que no tenía la más mínima idea, estaba allá viviendo cómodamente, ellos no tenían si quiera para comprar seis panes.  Ya no había nada que hacer, las palabras de su padre lo hacían culpable pero por lo menos tenían algo que comer, la justificación no era otra, simplemente la miseria y la necesidad lo habían llevado a realizar ese acto.
Rudecindo al ver la miseria en la que se encontraba, las acciones de su familia: Pastora perdiendo a su hijo por un accidente, Mariena enamorada del Diablo, Pacho en la cárcel por haberle pegado al enamorado de su hermana, su vecino acosando a su hija y todas las demás circunstancias en las cuales había recibido la miseria de su primer sueldo: 25 pesos, por unos descuentos laborales que ni explicación tenían... se invadía de odio y rencor, no comprendía cómo podría sobrevivir ahora, no le cabía en la cabeza cómo podía haber gente tan descarada e injusta como sus jefes.  En conjunto con Espinel y sus demás compañeros de trabajo, pensaban en la posibilidad de hacer un sindicato, de lograr formar uno ganarían mejores condiciones de trabajo; la cuestión en realidad al principio no fue muy fructífera, Rudecindo ni tan si quiera sabía bien como era la cuestión de un sindicato, tenía apenas nociones que había escuchado por ahí, a sus compañeros, sin embargo, de tanta decepción estaba convencido de que lo mejor era hacer caer a esos seres inhumanos que habitaban esas casas lujosas y sin hacer el mínimo esfuerzo tomaban todas las ganancias de lo que ellos con tanto sacrificio hacían.

Las peticiones de salarios dignos y las condiciones de un buen trabajo no fueron tomadas en cuenta, los voceros de la empresa negaban la posibilidad de acceder a algo así, la compañía, según ellos, no tenía dinero para eso, para invertirlo en cosas para mejorar su condición, objetaban que si los obreros se hallaban en dicha situación era culpa de ellos mismos, por gastar su dinero en alcohol; la causa de la pobreza era la “irresponsabilidad” de los obreros.
Después de discernir en conjunto al calor de cervezas en una taberna,  Rudecindo, Espinel y los demás trabajadores deciden hacer el sindicato. La huelga empezaría entonces; después de hacer intentos de conversación y de no llegar a ningún acuerdo, la sensación de fracaso se despliega por cada una de las conciencias de los hombres y las mujeres del pueblo de Timbalí quienes se sienten invadidos por el dolor y la desesperación.. Ahora no queda otra alternativa sino seguir en huelga. Mas pronto de lo que pensaron cientos de policías llegan a “controlar” la situación,  la rebelión estaba emprendida, no había vuelta atrás. Los enfrentamientos empezaron del pueblo a los policías y de los policías al pueblo.  Un gran número de trabajadores brotaron hacia las calles de los extranjeros y arruinaron todo lo que había a su paso, a algunos ricos, mataron incluso al autoritario alcalde quien no había movido ni un dedo para llegar acuerdos…  El pánico y el terror se apoderó de Timbalí, se dilató una rebelión donde participaron todos los obreros; una bala perdida hiere a Rudecindo, al 22048 que termina con su vida, se calló al suelo…ya, no pensaría más en sus frustraciones, él y unos cuantos más cayeron muertos; Los hombres continuaron hacia adelante. Eran los desposeídos, los desamparados, los olvidados. Eran los seres famélicos que luchaban contra la injusticia. Venían desde las garras de la miseria hasta los extremos sangrientos de la rebeliónY por todo el pueblo de Timbalí las llamas iban extendiendo sus grandes alas rojas”.

Los temas centrales de la obra de Fernando Soto Aparicio recaen en el capitalismo abrupto, la violencia y la pobreza que desde hace tantos años acoge a nuestras sociedades, a miles de conciencia abatidas por las injusticias, conciencias que luchan por alcanzar sus objetivos, objetivos e ideales que muchas veces no son más sino ideologías manipuladoras, ideologías que pregonan el progreso y la igualdad, pero detrás de ello no hay más sino la bandera de los intereses personales, intereses económicos que recaen en la explotación de la tierra y de miles de hombres a veces un tanto ingenuos que creen que seguir en la misma dinámica los llevará a ser como esos grandes señores.  La prostitución y el robo hacen parte de esa realidad absurda en la cual, al igual que en la novela, muchos hombres y mujeres caen, acuden a ello por necesidad, en situaciones desesperadas donde la voluntad y la desazón pueden más que la razón, donde pese a los prejuicios sociales y morales las acciones extremas pueden más.

La concepción ideológica de progreso que también hace parte de nuestro inconsciente enmarca a miles de personas quienes sin ser consientes son manipuladas y negadas en lo más profundo de su ser, llevan vidas monótonas, esclavizadas, incrustadas a cuanta dinámica cultural y social haya; las personas del pueblo de Timbalí reflejan cada una de nuestras conciencias, nada lejos de la realidad los inconformismos y los constantes líos laborales y sociales narrados allí.  Pese a las ganas de luchar, a la fuerza de voluntad, personas en estas condiciones se dejan decaer, en ellos habita una rebelión contra la carencia de los salarios, las jornadas laborales, el enriquecimiento de unos pocos y el empobrecimiento de muchos, las injusticias cometidas por los “jefes”, la escasez de alimento, la desvergüenza de sus hogares, los problemas al interior de sus familias, todos estos factores y otros generaron la huelga y por consiguiente los nefastos sucesos en los que tantos obreros, incluido Rudecindo fallecieron. La rebelión, en este caso,  fue sin más, un mecanismo revolucionario del campesino y el obrero de expresar su desacuerdo, un mecanismo que pese a tantas cosas tuvo sus secuelas en las conciencias de cada uno de los habitantes de ese lugar.

La rebelión de las ratas, pese a ser una novela escrita hace tantos años, expresa aún los sucesos de nuestra realidad colombiana, sucesos que dado lo ya repetitivos se nos vuelven comunes; casos como los de la familia Cristancho abundan en nuestra sociedad, una sociedad un tanto conformista y paternalista, donde los alcances como una rebelión no son tomados ya como opción, dado que rompe con nuestra cotidianidad y el orden establecido.


Carolina Vargas

viernes, 17 de septiembre de 2010

Al pueblo nunca le toca de Alvaro Salom Becerra


Álvaro Salom Becerra es un autor literario de mirada aguda, nació en Bogotá en el año de 1922 y muere en 1987, es un hombre catalogado como uno de los autores más veraces de lo que es hoy la novela colombiana. 

Esto gracias a la posibilidad que tuvo de desarrollarse en el campo de la política, desempeñando cargos como magistrado de la Corte Suprema de Justicia, diplomático esto matizado con el oficio de periodista, colaborando para importantes medios escritos como "El Tiempo", y "El colombiano" entre otros.

Como el mismo lo dice, ha vivido “en carne propia”, la historia política de Colombia, lo cual no es la que muestran los libros e historiadores. 

 Al retirarse de su campo de acción, se dedicó a escribir todos estos acontecimientos, en el estilo de la narrativa literaria. Entre sus libros más notables, que poseen la gran característica común de ejemplificar con gran carácter la situación del pueblo colombiano. Sirviéndose de elementos como la ironía, en algunos caos el sarcasmo, y el humor.
Estos ingredientes le otorgan a su narrativa espacios sumamente jocosos, pero con un transfundo que propone una incisiva reflexión frente a la historia colombiana jugando hábilmente con todo el contexto que embarcó a Colombia en esas épocas.

La lectura de Becerra Salom nos brinda, una mirada introspectiva en el sentir nacional de otra época mediante comparación de las clases que conforman el sistema político y social colombiano, apoyado varias experiencias que ha tenido que vivir, como la supresión del derecho de libre expresión y la puesta en duda de los conceptos idealistas y utópicos de democracia y poder soberano.  

Con todo esto, Álvaro Salom Becerra, logra demostrar "que  el acto de heredar el poder político de padres a hijos, es el acto que denota que los gobiernos son cíclicos y no se diferencian entre sí."

Sus obras son:

“Un tal Bernabé Bernal” 

“Don Simeón Torrente ha dejado de... deber”, 

“Al pueblo nunca le toca”, 

“El delfín”  

“Un ocaso en el cenit: Álzate Avendaño”. 

El libro “Al pueblo nunca le toca” del escritor Álvaro Salóm Becerra cuenta la historia de los partidos políticos y sus candidatos en Colombia entre 1917 y 1978, donde la historia política del país se va contando través de dos personajes de ideales y conductas opuestas, una tan diferente del otro. 

El título de esta obra se basa en un “slogan” que en tiempos de campaña política del movimiento revolucionario liberal, Alfonso López Michelsen liberara: “Ahora le toca al pueblo”, prometiendo a éste una revolución que reivindicase su papel en la democracia colombiana. 

Pero al final tanta promesa se invierte, dándonos como resultado “al pueblo nunca le toca”, sencillamente por que los ciudadanos de clases populares no tienen las capacidades económicas y culturales que predican tanto los ricos.

Sus personajes se presentan dentro de una funcional amistad siempre y cuando no se hable de política, aunque siempre se llega a ese tema junto a una fuerte discusión, llena de repetitivas ofensas, para luego jurar nunca volver a hablarse y terminar al día siguiente en el mismo lugar y en la misma pelea. 

Casiano Pardo un es conservador, terrenal, ambicioso, conveniente seguidor de la religión, sólo hasta donde se pueda pecar, para  confesarse y volver a las suyas. 

Baltasar Riveros, quien encarna el ideal del pueblo, la esperanza optimista del cambio, la confianza en sus líderes y en el poder del pueblo. Liberal desde la punta de los pies hasta la coronilla, incorruptible, con unos principios de acero y una fe ciega en su partido.

Este libro ofrece una representación de lo cíclica que es la historia política colombiana, junto a unas representaciones de idiosincrasias que al trascurrir los años tal vez han cambiado de forma pero no de fondo.  

“Definitivamente no hay ateísmo que resista 40 grados de fiebre, ni comunismo que aguante un puesto bien remunerado” Baltasar Riveros, Al pueblo nunca le toca, Álvaro Salóm Becerra

Cristian Camilo Serrano